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Sección 1

Presentación

mampara principal Carlos de Sigüenza y Góngora es una de las figuras centrales en la historia de la ciencia y la cultura mexicanas. Su vida y obra han suscitado un interés permanente entre destacados literatos, críticos e historiadores, contados ya prácticamente de entre sus propios coetáneos. Fueron centrales las aportaciones de Irving Leonard y Francisco Pérez de Salazar y la difusión de documentación desconocida hasta la época, información que trastocó el conocimiento de interesantes detalles en torno a su biografía y que incidieron en una más profunda revisión y valoración de la obra. No obstante, una cuestión central se ha mantenido como asignatura pendiente, cuestión que ha dejado la puerta abierta para la especulación y una interminable búsqueda documental: el contenido de su biblioteca.


Al respecto, además de sus propias palabras relativas al destino de sus libros matemáticos (legados al Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo) y sus manuscritos sobre antigüedades mexicanas (para los que reservaba parte del metálico para fabricar una caja de cedro de la habana, en donde a su vez debería depositarse la quijada del mastodonte ahogado durante el diluvio), expresadas en su testamento, solo contamos con la afirmación del insigne Juan José de Eguiara, quien en su Bibliotheca Mexicana pondera en 470 el número de libros que integraba la colección, entre los que se contaban 28 manuscritos.


La reconstrucción de las bibliotecas Real y Pública de la corte de México (depositada en la Real y Pontificia Universidad de México), del Colegio de San Pedro y San Pablo y de la Casa Profesa de los jesuitas mexicanos, han permitido identificar, a través de sus caracteres externos (encuadernación, tejuelos, marcas de circulación, etcétera), ejemplares que estuvieron en las estanterías de esas venerables instituciones, brindando asimismo la posibilidad de discernir los complejos caminos seguidos por los libros del sabio Sigüenza y de otros distinguidos personajes.


Hoy, la Biblioteca Nacional de México se engalana presentando 17 de los 49 libros que han sido identificadas plenamente como pertenecientes a la biblioteca de Sigüenza. Sus marcas de circulación nos indican a las claras que 36 de ellos (61%) siguieron la vía que los condujo del Colegio Máximo a la Biblioteca Nacional con estación intermedia en la Biblioteca Real y Pública (Universidad), pero los 23 restantes siguieron otros itinerarios que eventualmente podrán ser reconstruidos a través de las huellas que las diversas circunstancias por las que atravesaron dejaron inscritas en sus cuerpos.


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