| Descripción |
En este primer cuadro están representados los autores de las obras que formaron la Biblioteca de Carlos de Sigüenza y Góngora. Se trata de 44 autores, de los cuales una pequeña porción corresponde al mundo Grecolatino y solamente un par de ellos se ubica en la Época Medieval, mientras que entre el siglo XV y el siglo XVI aparece representado Pico della Mirandolla quien, junto a otros autores del siglo XVII, componen la mayoría de autores en esta colección particular. Como se puede apreciar, la mayor parte de los autores de la Biblioteca de Sigüenza son contermporáneos a él y, aunque no se trata de autores novohispanos sino más bien europeos, esta gráfica refleja el pensamiento vanguardista científico europeo del siglo XVII de Sigüenza, pero también su preocupación por entender el presente de la sociedad novohispana. Por otro lado, las obras que pertenecieron y conformaron la Biblioteca de Carlos de Sigüenza y Góngora son significativas, no únicamente por la relevancia de sus autores y su contenido, sino porque a través de la conformación de esta colección particular se puede explicar de manera objetiva y documentada parte del proceso de formación del acervo de la Biblioteca Nacional de México. Para ello, además, se ha recurrido a documentos históricos muy importantes como son los inventarios de las Bibliotecas a las que, posteriormente, y como parte de un proceso histórico pasaron a formar parte las obras de la Biblioteca de Sigüenza. Al final de su vida, Sigüenza y Góngora legó sus obras al Colegio de San Pedro y San Pablo; no obstante, después de que los Jesuitas fueron expulsados de la Nueva España en el año de 1767, los acervos de las bibliotecas que les habían pertenecido, así como todos sus bienes, tuvieron que ser inventariados por las Juntas Superiores de Aplicaciones, conformadas por el Virrey, el Arzobispo, el Presidente de la Real Audiencia, y otros personajes menores quienes realizaron los inventarios de bienes de los expulsos. De tal forma, los volúmenes de la Biblioteca del Colegio de San Pedro y San Pablo pasaron a la Biblioteca Real y Pública de la Corte de México, cuyos acervos tiempo después fueron depositados en la Biblioteca de la Universidad y posterioremente en la Biblioteca Nacional de México |
